Detrás de la Música

Quizás has vivido esta experiencia: tus oraciones más genuinas y urgentes quedan sin respuesta, dejándote desilusionado con el Señor. Comienzas a pensar que Él ya no es verdadero, o que Él no se preocupa por tus oraciones; o quizás hasta te sientas abandonado y traicionado.  

Hace dieciséis años, yo estaba en la parte más frustrante y decepcionante de mi travesía, pero a la vez era la parte más increíble.
 
En esa temporada, yo leía diariamente la Biblia y servía en la iglesia con diligencia. Sin embargo, aún había una cosa que yo había puesto ante el Señor, la cual me era muy importante y por la cual yo oraba día y noche. Al final, a pesar de todas mis oraciones, Dios no cumplió lo que yo había pedido.
 
Con una deterioración en mi salud durante ese tiempo junto con la desilusión y confusión que yo sentía con el Señor en quien había confiado anteriormente, yo caí en una horrible depresión.
 
De un día para otro, el mundo que una vez había estado lleno de color y energía se volvió gris y melancólico. Uno por uno, cada recuerdo doloroso que tenía volvió a mi. Inundada por lagrimas inexplicables día y noche, sentía como si la muerte fuera mi único escape de tal tristeza.
 
Cada periodo de 24 horas me pesaba como una gran carga. Ya no estaba segura de ser lo suficiente valiente para vivir cada día. El quitar la confianza en Dios—así como quitar la fe que un niño tiene en el amor de sus padres—es lo más cruel en el universo.
 
Abrí mis ojos en lo obscuro de la noche y lentamente caminé hacía la ventana sin ninguna expectativa. Ya no tenía nada que decirle a mi Señor. Aunque también parecía que Él estaba consciente de mi tristeza, yo ya no tenía fuerzas para regocijarme ni para correr. Me arrodillé ante la ventana y miré hacia el cielo obscuro de la noche. Apenas audible, susurré, “Señor, Jesús…”, lo cual parece casi instinto para todos los hijos de Dios en cualquier circunstancia. Sin embargo, ahora puedo ver que Dios ¡realmente estaba conmigo en una manera profundamente personal e intima! Mientras esperaba con Él, sola y quieta, viendo la oscura noche llegando a su fin, de repente escuché una pieza hermosa para orquesta que jamás había escuchado anteriormente. A pesar de que yo había estudiado composición desde que tenía seis años y había pasado años en orquestas y bandas, yo nunca había intentado escribir música ni componer himnos. Para mi gran asombro, rápidamente encontré una pluma y papel y copié la melodía de esta música ante el cielo azul marino y el sol que amanecía. Esta canción, titulada “Tú Brillas Sobre Mi” después fue hecho en un arreglo y agregado a estos CDs.
 
Muchas otras canciones en estos CDs, y muchas canciones aún por ser publicadas, me fueron dadas y las copié en las conclusiones de varias noches. El misericordioso Señor usó música hermosa y Su dulce presencia para traerme al amanecer del siguiente día durante un tiempo cuando no tenía la fuerza ni para vivir. Como resultado, muchas de estas canciones tratan de amaneceres.
 
Y, en verdad, en este tiempo obscuro que vivimos hoy, Su presencia personal y Su confort son la única fuerza para todos los que lo aman a Él mientras esperan el amanecer.
 
A pesar de que mi oración no fue contestada hace dieciséis años, lo cual no comprendía en aquel entonces, terminó siendo una bendición tremenda que he seguido atesorando hasta el día de hoy. El Señor duplicó sus bendiciones durante tanto el sexto y noveno año después, excediendo todo lo que originalmente había pedido y esperado.
 
Durante los últimos 16 años, he guardado estas piezas musicales, dando por hecho que algún día, después de que yo pasara a estar con el Señor, alguien tendría la oportunidad de reorganizar estas partituras viejas y amarillentas que el Señor me había dado en Su gracia. Yo no sabía que el Señor había dispuesto que una linda pareja en París, William y Jennifer, establecerían WJ Musique por amor al Señor, lo cual posteriormente haría posible la publicación de estas canciones. ¡Gloria a Dios por su plan determinado! A través de este proceso complicado y difícil de producción, el Señor ha proveído fielmente músicos e ingenieros excepcionales, incluyendo al director y arreglista el Sr. Kim Richmond, quien prestó gran apoyo y consejo aún durante sus horarios ocupados por estar de gira. En todo esto glorificamos al Seños, mi tesoro escondido, quien será revelado en el tiempo que Él desea y resplandecerá en el brillo de Su propia gloria.
 
Mi oración es que todos los hijos débiles y desanimados de nuestro Padre amoroso  puedan sentir el calor de Su confort mientras escuchan estas canciones, y que juntos pasaremos a través de esta época obscura y terminaremos nuestras carreras ante Él. Muy pronto, Él regresará para recompensar a todos los que lo aman, y Él será la alegría más profunda que compartiremos.
 

Samantha J. C.